domingo, 28 de marzo de 2010

TU RISA, poema de Pablo Neruda


Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.

No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, por que tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.

Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
por que me moriría.




sábado, 13 de marzo de 2010

DESPIERTA LA MAÑANA, poema de Carmen Sampedro

Despierta la mañana
con túnica blanca.

Los tejados moldean
lentamente y como en sueños,
gaviotas de nieve.

Su vuelo es pausado,
vuelo blanco, sin tiempo,
entre copos de algodón.

Me pregunto
qué brújula o destino siguieron
para llegar a este lugar,
tan lejos del mar.
Qué secretos dejaron atrás…

Despierta la mañana
como papel blanco
esperando unos versos.

lunes, 1 de marzo de 2010

A MI PADRE, poema de Carmen Sampedro

Un lucero
es un astro
que brilla.

Lucero del alba,
lucero de la tarde.

Yo era un lucero
para mi padre.

Como era niña
me llamaba Lucera.

¡Ay, mi Lucera,
qué preciosa es!

¡Ay, mi Lucera,
la más hermosa
del firmamento!

Ven, Lucera,
mira lo que tengo.

Y yo iba
a su lado pequeña,
radiante,
a cogerme de su mano
y apretarme con él.

Mi padre murió.
Ya nadie me llama así.

Su vida
dejó en mi corazón
una ramita de albahaca.
Y en mi frente
un surco de llanto,
su muerte.