lunes, 1 de marzo de 2010

A MI PADRE, poema de Carmen Sampedro

Un lucero
es un astro
que brilla.

Lucero del alba,
lucero de la tarde.

Yo era un lucero
para mi padre.

Como era niña
me llamaba Lucera.

¡Ay, mi Lucera,
qué preciosa es!

¡Ay, mi Lucera,
la más hermosa
del firmamento!

Ven, Lucera,
mira lo que tengo.

Y yo iba
a su lado pequeña,
radiante,
a cogerme de su mano
y apretarme con él.

Mi padre murió.
Ya nadie me llama así.

Su vida
dejó en mi corazón
una ramita de albahaca.
Y en mi frente
un surco de llanto,
su muerte.

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