domingo, 11 de abril de 2010

La casa que fuimos, poema de Carmen Sampedro

Una casa se asienta
 en los ojos 
que celan nuestros sueños
en las manos 
que espantan el miedo
en las caricias 
que nos dan vuelo. 
Una casa se viste de fiesta 
 con geranios eternos de alegría.
La casa que fuimos 
ya no tiene espejos
donde se miren 
nuestros recuerdos.
Sombras amarillas de un sol lejano
batallan por librarse del tiempo
ciego de arena y sediento.

La casa que fuimos se pierde en mi eco.



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